viernes, 22 de mayo de 2009

Me olvidé de mí...


Apareciste en mi vida como un tornado arrasando todo lo que a su alrededor había, yo como una frágil y delicada flor caí desplomada por no saber lo que era el amor, caí a un mar en el que la bravura de sus olas me ahogaban sin compasión, luchaba por salir a la superficie, pero me agotaba del gran esfuerzo que debía hacer por respirar.

Me atrapaste con tus garras retorciendo mi razón hasta el punto de hacerme agonizar por tan inmenso dolor.
Besos perdidos en el bosque sombrío del desamor, abrazos inertes que vagan en la noche como almas perdidas buscando sentimientos, sin comprender esa falta de amor en ellos...

Tus manos se alzaban para que el miedo se apoderara de mí y las dejabas caer con gran fuerza sobre mi débil y tembloroso cuerpo. Tus palabras me hundían hasta hacerme sentir que yo no era nada sin ti y mi persona se alejó de mí. Tu veneno corría por mis venas, enturbiaba mi visión, eras tú, solo tú quien cubría mi cuerpo de una pintura morada con el dolor y aún así no podía vivir sin ti.

Tus ojos ensangrentados y sumidos en la ira me hacían desfallecer, sin ti, sin ti, sin ti no era nada. Perdonaba tus errores tus grandes y dolorosos errores, perdonaba una y otra vez mi cuerpo morado, mi persona dejó de existir...

Entré en un túnel sin salida, me paseaba por ese bosque frondoso donde perdí la orientación, desesperada corría y corría sin encontrar ningún camino, sus árboles evitaban que viera la luz, que llegara a mí la luz del sol, me sentía enormemente pequeña y me olvidé de mí, me atrapó la soledad y me olvidé de que fuera de aquel bosque, existía la luz.

Decidí dormir, decidí embarcarme en un largo sueño para no sufrir más y mi yo, murió, solo quedaste tú, solo tú...

Mas un día sentí una caricia, una caricia sin dolor, sus dedos secaron mis lágrimas y me susurró al oído palabras que iluminaron mi corazón,

-¿tú? me resultas familiar
y entonces escuché...
- claro que sí, soy yo, soy tú, sigo aquí esperando a que me abraces.
- ¿yo? ¿me olvidé de mí?
- Sí, él te hizo olvidar.
- No sé quien soy yo, no soy nadie.
- Despierta, limpia de tu rostro esas lágrimas que han estado durante tanto tiempo, tú eres tú, tu vida es tuya, tu felicidad es tuya, de nadie más...

Eran palabras que surgían de mi interior, un interior agotado, pero con un mínimo de esperanza, quería ver la luz y decidí buscar ese camino perdido, luchar hasta encontrarlo. Di un portazo a mi antingua vida, te dejé solo, ya no eras tú, solo tú, era yo y mi yo, empecé a reconstruir mi corazón, me olvidé de mí, me acordé de mí y empecé una nueva vida sabiendo que yo era yo y que sin ti sí podía vivir...

Jamás sé por donde me van a llevar mis ganas de escribir, va por todas esas mujeres que han sentido el dolor y la violencia de aquel que dejó de ser persona en cuanto levantó una mano con ira... "siempre hay una luz que iluminará tu caminar, tan solo debes mirar dentro de ti". Contra la violencia de género.

http://www.youtube.com/watch?v=GBu5l8W8SCk