lunes, 16 de agosto de 2010

Eterna juventud...



Aparecí de nuevo, quise volverte a preguntar, pero en otro lugar, mirando a lo lejos, buscando el horizonte que un día me marcaste… allí estaba… intacto como el primer día que lo dibujaste en mi mirar, hace unos años ya…



Mis lágrimas volvieron a tu encuentro, para fundirse con tus aguas saladas y poder llegar a aquel horizonte, donde se encontraba la paz, la paz que tu corazón quiso instalar en el mío… pero por más que avanzaba, el horizonte continuaba lejos… no lo lograba alcanzar…

¿Cómo pudiste ser joven eternamente? Dime cómo se consigue que tu corazón no se agote y se arrugue con el paso del tiempo, siendo cada arruga una marca de sufrimiento… dime cómo hiciste para que tus manos se arrugaran y tu corazón no… dime, por qué ese agua salada quema tanto en mis heridas y por qué al final siempre acabo preguntándote el por qué de la vida…

Dime, ¿cómo conservaste la eterna juventud? dónde conservaste tu corazón para que continuara latiendo como el primer día, el tiempo va creando heridas en el mío, heridas que no cicatrizan, tal vez porque yo no quiero que lo hagan, tal vez porque me aferro a ese dolor por el miedo que hoy se apodera de mí…

Dime querido abuelo… cómo hiciste para vivir con tu corazón intacto…

-          Mi  querida nieta, aprendí con cada herida sufrida, acaricié mi corazón herido, consiguiendo que latiera con calma y así él mismo hizo cicatrizar cada herida, borrando el sufrimiento, sin olvidarlo, pero sin que volviera a hacerme daño… cogí mi corazón, lo abracé con fuerza y le hice sentir lo mucho que lo amaba, habría dejado de latir si dejaba que los malos sentimientos se apoderaran de él, le habría dejado morir en la tristeza… Así que ahora mismo, coge tu corazón, abrázalo con fuerza y dile que le amas y que le protegerás de todo sentimiento maligno, que la felicidad está sembrada, tan solo debes esperar a que las flores salgan, paciencia, mucha paciencia… ama tu corazón, tan solo así será eternamente joven…

-          Temo a mi corazón herido… huye de algunos buenos sentimientos… te echo de menos…

Mi felicidad sembrada está, pero necesito ayuda para recoger sus frutos…

domingo, 8 de agosto de 2010

Para siempre, en mi paraíso...


Te busco sin llegar a encontrarte, soy artífice de mis miedos, aún sabiendo que añoro el sabor de tus besos prefiero correr y correr, dejarte atrás sin más… olvidarte y tal vez volver a amar, soy artífice de mis miedos…
Estoy aún bajo tu mirada acechante, soy embrujo de tus abrazos, de tus caricias, mas prefiero dejarte atrás…

Melancolía sin sabor, melancolía sin sentir, atrapada en el recuerdo, atrapada entre mis miedos, creé mi propia cárcel… tras los barrotes me siento segura, pero no puedo evitarlo y salgo a respirar el aire que un día me diste, despojándome de toda protección… me siento vulnerable… huele a ti… me aferro al recuerdo del amor perfecto, inexistente, creamos el amor en nuestros sueños y el amor debe ser la realidad de un sueño compartido… un sueño hecho realidad…

Me siento vulnerable…

Así que, vuelvo a mi cárcel, en ella tan solo existe mi olor, el olor del miedo a amar… creé mi paraíso dentro de mi corazón, para no buscarlo fuera… todo está en mí, todo en mí, mi felicidad tan solo depende de mí… para siempre en mi propio paraíso… en él, soy feliz...