Desperté entre sábanas frías, ni tan siquiera me recordaban a historias pasadas, tan sólo llevaban mi olor impregnado en ellas.
Miré a mi alrededor, recientemente pinté yo misma las paredes mi habitación, adoraba mi cálido rincón, el cual, últimamente, era el más visitado por mí, en soledad.
Me preguntaba cuándo iba a cambiar mi vida, ocho años con mi mochila a cuestas tal vez sean demasiados, estos últimos meses lloré tanto por ello, que mis lágrimas eran como esa rutina en la que caes sin darte cuenta y es tan difícil salir de ella.
El amor, el desamor, llantos, esperanza, desesperanza, risas, la pasión, demasiado vivido entre estas cuatro paredes como para renunciar a un lugar, que hice mío y el cual llamaba hogar, pero me hice esclava de mis decisiones, las que, acertadas o no, me llevaron a renunciar al amor, al disfrute de la vida, a lograr cumplir sueños, pero es que era y es mi hogar.
(Escribiendo...)
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