jueves, 18 de junio de 2015

Suspiros...

Espero anhelosa tu suspiro en mi oído, suave y bajito, haciéndome estremecer como siempre solías hacer. Espero anhelosa tus caricias en mis manos, me acariciabas como si en ellas estuviera escrita mi vida, me mirabas emocionado entre caricia y caricia y antes de que aparecieran las lágrimas en tus ojos, me sonreías, sanando así mi dolor, sabías que yo lloraba por dentro aunque sonriera por fuera  igual que tú y no comprendías por qué me habían hecho sufrir tanto.

Recuerdo cuando las palabras que susurraban tus ojos, abrumaban nuestro silencio y suspirabas, como si en cada suspiro me dijeras que me amabas.

Recuerdo esos largos paseos, con nuestras manos entrelazadas, sin decir nada, sólo miradas, sólo sentimientos y suspirabas, exhalabas el tiempo en un inaudible lamento ausente de dolor, querías detenerlo, saboreabas momentos.

Aún recuerdo cómo reías, tus carcajadas eran protagonistas de nuestras vidas y yo sólo sabía decirte, que no era mi momento.

Ahora, anhelo tus suspiros, tus caricias, tus risas, anhelo los recuerdos que poco a poco se van desvaneciendo, como agua entre mis manos, como el viento que pasa y no vuelve, como hoja caduca en otoño. Ahora, anhelo lo que fuimos, lo que eras, lo que me hiciste ser, creo que abrigaré mi alma para que estos anhelos no congelen mi corazón.

Suspiro y en cada suspiro van miles de sentimientos, aquellos que no supe darles vida llegado el momento y te pienso, como si cada pensamiento fuera a hacerte parte de mi realidad y mi realidad, es que jamás tuve lo que espero, ni lo que recuerdo, ni tan siquiera tus suspiros, sólo son sueños, de lo que no tuve y anhelo haber tenido, abrigaré mi alma.



sábado, 6 de junio de 2015

Lluvia...

Ayer escuché caer del cielo miles de gotas, la lluvia se hizo protagonista de la tarde trayendo de su mano la melancolía y pensé en todo aquello con lo que sueño despierta tantas veces, soy como una niña deseosa de cumplir sus sueños.

Observé la lluvia caer desde mi ventana, todas las gotas tenían un principio y un fin, caían con más o menos fuerza, como la vida misma, como los sentimientos. Escuché con atención esa música que las gotas creaban al chocar contra el suelo, cerré los ojos y me remonté a mi pasado, hay tanto por comprender, queda tanto por curar, mas volví a mi presente y pensé, ¡hay tanto por vivir!

Siempre supe caminar hacia adelante, sin miedo y si llovía, salía a jugar con la lluvia, adoraba mirar hacia arriba y sentir el frescor que el agua producía en mi cara, yo diría que limpiaba así mi alma que todo lo sufrido desaparecía, sin más, incluso diría, que fabricaba nuevos sueños por los que luchar. -Creo que me olvidé de hacerlo, creo que debo recuperar esa niña que llevo dentro, ¿qué hago mirando la lluvia a través de mi ventana?-me pregunté. Me calcé mis botas, salí a mirar el cielo, a sentir la lluvia caer sobre mi cara, limpié mi alma, fabriqué nuevos sueños y recuperé la niña que todos llevamos dentro y empecé a cumplir sueños.

No volveré a olvidar como limpiar mi alma y volver a sonreír, a veces creemos ser felices, sin ser conscientes que no lo somos, ahora, a seguir cumpliendo sueños, ya que aquello que me dañó, quedo borrado con la lluvia.

Ojalá supiera el/la autor/a de este dibujo.