sábado, 28 de junio de 2008

El tren de la vida... (quiero que esta entrada esté aquí)

Leed mientras escuchais:






En el vagón, mientras escucho esa música que sumerge en la más absoluta melancolía, veo pasar las estaciones rápidamente al igual que pasa mi vida, veo mi vida reflejada en la velocidad del tren, me doy cuenta que no puedo pararlo, ni tan siquiera presionando el botón de emergencia, se detiene en algunas estaciones durante tan poco tiempo que no logro llegar a la puerta, "quiero bajar, no corras tanto!!!, deseo saborear la vida y no me das tiempo a ello", entonces vuelve a reanudar su marcha, no me ha escuchado, no me ha comprendido. De repente algo me hace mirar por la ventana... entonces veo sus ojos, tristes y llenos de lágrimas, mirándome… pidiendome comprensión, pidiéndome ayuda a gritos, me levanto del asiento y adhiero mi cara al cristal de la puerta fijando mis ojos en los suyos, intento abrirla mas no se abre, ¿¿por qué noooo?? por más que presiono el botón la puerta permanece cerrada, algo impide que se abra, empiezo a exasperarme, entonces el tren arranca, la desesperación se apodera de mí, Dios mío! que pare por favor!! deseo que pare en aquella estación, deseo estar eternamente en ella, quiero gritaaaar!! pero no sale mi voz está ahogada en un mar sin calma, ¿por qué siento esto? ¿por qué tengo la necesidad de tenerle frente a mí? ¿por qué el tren no se detuvo más tiempo y le dejó subir? quería abrazarle, sentirle, quería sentirme protegida por sus brazos, deseaba sentir su calor, quería secar aquellas lágrimas que parecían perpetuas en sus ojos. De nuevo el tren va recuperando la velocidad corro hasta el final del vagón, sin dejar de mirarle a los ojos, él se queda atrás, en la distancia, con su mirada fijada en la mía entonces sin darme cuenta yo tenía sus lágrimas en mis ojos, claro ahora comprendo que esas lágrimas que vi en sus ojos eran las mías, y esa ayuda que me pedía a gritos era mi interior, ha dejado en mí un vacío inmenso porque no le he podido tener en su momento. La puerta no se abrió ¿qué lo impidió?, ya no lo sé, tan solo me queda el dulce recuerdo, de lo que he sentido y ya no siento.

Cuando por fin el tren se detiene, cuando por fin llega a su destino, la humedad y el frío se apoderan de mí. Vuelvo a casa, a mi hogar, allí donde nadie me espera, pero no es un hogar vacío, está lleno de mi vida, está lleno de mí misma.

4 comentarios:

nos dormimos sin hablarnos dijo...

Ésta siempre fue mi entrada favorita.

Gemma, paso, que me subo a tu tren.

Gemma dijo...

¿Subes a mi tren? ¿estás segura? ya sabes que es muy inestable ¿verdad?, aunque... ¿qué te voy a decir a ti de inestabilidad? jajaja.

Bueno tú ya te subiste a mi tren hace tiempo, ahora ya no podrás bajar de él hasta que lleguemos a la última estación y te puedo asegurar que el viaje será largo, pero muuuy placentero, aunque ya sabes que nuestros trenes van a unas velocidades increíbles, pero... sí tenemos el don de hacerle parar en la estación que queremos ;)

Àurea dijo...

Oye, que yo me he quedado, como en las películas antiguas, en el pequeño espacio al final del tren, allí apoyada en la barandilla observando el paisaje y soñando despierta...me dejáis pasar dentro con vosotras?

Us estimo¡! Som el trio calavera jaja

Abril dijo...

ei, q yo tb me subí a ese tren, estoy ahi sentada soñando con las nubes...

si, gemma, esta entrada tenia q estar aqui.

yo tb t'estimu i t'enyoro